En el relato Bíblico de Naaman, aquel jefe del Ejercito Sirio, (2 Reyes 5) encontramos a una joven cuya actitud tipifica el amor de Dios sembrado en un corazón.
Es mucho lo que se habla sobre amarnos los unos a los otros, sabemos que si no amamos a nuestro hermano no podemos ni siquiera acariciar la idea de que amamos a Dios y a la hora de analizar este principio biblico, todos pensamos y alegamos que no aplica a nosotros, nos hemos forjado nuestra propia percepción de lo que el término amar a nuestro hermano siginifica y hasta estamos muy seguros de que no estamos quebrantando un principio el que no es sólo un mandato divino inquebrantable, sinó una condición imprescindibles para entrar al reino de los cielos.
La joven a la que hacemos mención vivía en casa de Naaman el Sirio en calidad de esclava, no disfrutaba de ningun tipo de beneficios, no tenía derecho a opinar, mucho menos a tomar sus propias desiciones. Tenía todas las razones habidas y por haber para vivir una vida frustrada, amargada, un corazón lleno de odio y resentimiento contra su amo Naaman el Sirio, podía odiarlo porque no era su hermano, era enemigo de su gente y enemigo de su pueblo.
Esta joven había sido arrebatada de los brazos de sus padres y llevada por la fuerza a servir a la mujer del jefe del ejercito Sirio, podía la añoranza y el sufrimiento que le producía estar lejos de su familia sin esperanza de volver a verlos, llenar su corazón de odio, sin embargo no fue así.
Cuando esta joven vió el sufrimiento que le producía a aquella familia la lepra de su amo, se olvidó de su propio sufrimiento y expuesta a perder su vida se levantó a opinar en casa de su amo. Sabía que la solución a los problemas de ese hogar estaba en su pueblo Israel. "Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. 2 Reyes 5:3
Para tomar tan relevante desición no utilizó su propio razonamiento, sinó que se dejó mover por el amor de Dios que estaba en su corazón.
Qué dificil se le hace a veces a muchas personas ser consecuente y comprensivo con sus propios hermanos que han sido lavados con la misma sangre derramada en la cruz del calvario. Qué dificil se hace perdonarle las faltas a otros, aún cuando con nosotros se ha sido benevolente, la joven de la historia no había recibido un trato justo en su vida, sin embargo esto no le impedía mostrar el amor de Dios en su corazón.
Si se llegaran a comparar las razones que tienen aquellos que no soportan la idea de ser consecuente con sus hermanos que le han fallado con las razones que tenía esta joven para rechazar a Naaman y su esposa, se darían cuenta que su actitud es una actitud inaceptable, inexplicable, abominable y pecaminosa delante de Dios.
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