Cuando hablamos de "hablar", definitivamente que no podemos dejar fuera el oficio de la escritura y muy específicamente en los tiempos modernos en que vivimos en los cuales se ha ido reemplazando la comunicación verbal por la escrita. En estos días en que es más común una conversación entre miembros de una misma familia por la vía de mensajes de texto o de un foro social que con una buena conversación.
Entonces, si debemos incluír el teclado del celular y del computador en el ejercicio de la comunicación podemos decir que hablar (escribir) en una bodega, en un salón de belleza, en una esquina de nuestro barrio mientras se juega una mano de dominó, no es lo mismo que hablar (escribir) en público o para el público.
Tanto en la conversación verbal como en la escrita la gente ha perdido toda la sencibilidad y respeto al idioma y se expresa como bien le parezca.
A diferencia de los años pasados en los que se colocaba el mayor esfuerzo por sobresaltar en nuestras calificaciones en las ciencias gramaticales y en las que una "nota" de 50 o 60 era inaceptable, hoy parece haber desaparecido esa pasión por el ejercicio de la correcta escritura y del buen hablar.
En aquellos tiempos en los que se aprendía un término nuevo y se esperaba ansioso la primera oportunidad para utilizarlo. Donde se podía distinguir el amante de la buena pronunciación verbal y la correcta escritura al ser corregidos apreciaban y daban las gracias por la corrección a diferencia del que no le interesaba otra cosa que darse a entender.
La comunicación verbal através de la radio y la escrita através de los foros sociales y medios de comunicación está siedo objeto de la más horrible aberración y a la hora de ser corregidos los icumbentes apelan a su derecho civil de hacer con lo suyo como bien les venga en gana.
En la radio por ejemplo ejerciendo su derecho muchos se van y compran espacios y se avocan a "un llamado de Dios" a predicar el evangelio y lo que menos les interesa es el ejercicio de la buena pronunciación de las palabras. Apelan al caso de Moisés quien era tartamudo y Dios lo usó para libertar al pueblo de Egipto. Este es un acto de ignorancia que tiene a mucha gente dando tropezones y en lugar de hacer un bien le hacen daño al evangelio. Moisés no tenía tiempo para irse a una escuela de aprendizaje, ni tenía las facilidades que existen en nuestro días para aprender a hablar y escribir correctamente.
Si alguien va a seguir hablando en una bodega, en el salón o en una esquina puede seguir haciendo uso del caso de Moisés, pero si se va a ir a comunicar através de la radio lo más prudente le fuera tomarse un curso de locución que se encuentran ya por doquier.
El que va a seguir escribiendo en su perfil de un foro social tiene todo el derecho de escribir como bien le parezca, sin embargo el que tiene la misión de llevar un mensaje através de un medio escrito, cuando menos debe hacer uso de un corrector antes de publicar sus aberraciones gramaticales en medios que se respetan.
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