Vivimos en un mundo totalmente cambiado, donde hasta la forma de llamarle a las cosas se ha cambiado y cae sobre los creyentes, que no somos de este mundo ni debemos conformarnos a él, la gran responsabilidad de reconocer hasta qué punto utilizamos los términos a los cuales la gente de nuestros tiempos reacciona con mayor facilidad, y los pronunciamientos que le llegan con más fuerzas. Tambien tenemos la responsabilidad de mantener la integridad del Evangelio que nos ha sido encomendado esparcir.
Debemos estar conscientes de que en la sociedad que nos movemos han habido cambios significativos en el comportamiento de la gente y cambios en su vocabulario, por lo que no debemos convertirnos en jueces ni debemos condenar a nadie en la base de una forma de llamarle a las cosas.
Cuando un creyente hace "una declaración profética" no es otra cosa que la acción de llamarle a las cosas que no son como si fuesen. Es ver hecho, por la fe lo que Dios dijo que vamos a alcanzar. Es ver a los hijos, al esposo, la familia que quizás hoy están perdidos, verlos como Dios los ve.
Cuando un creyente utiliza el término "yo decreto", en ninguna manera se debe interpretar como una manipulación de la voluntad soberana ni mucho menos que está dando orden a Dios.
Cuando el creyente emite un decreto, básicamente lo que está haciendo es en una forma simbólica contra-restando toda orden de destrucción emitida por satanás, el enemigo de las almas, quien vino a matar, robar y destruír.
Cada vez que se utiliza el término, "Yo establezco" va acompañado de la frase "el órden de Dios". Jamás se ha escuchado a alguien decir "yo establezco mi voluntad, ni mi orden", sino mas bien el órden de Dios sobre la vida de la familia, sobre el empleo, sobre la ciudad.
Estos y otros términos mas que se utilizan y tienen su efecto en el mundo espiritual para combatir al enemigo de la justicia. Son términos que bien utilizados sirven para refutar los planes de satanás contra los hijos de Dios. El diablo no tiene buenas intenciones con nosotros, el diablo no es omnisciente, no sabe lo que en creyente piensas ni lo que le dice en secreto a Dios. Al diablo hay que hablarle con autoridad y en voz alta para que te escuche.
Cuando el Señor dijo "toda potestad les he dado para que en mi nombre echen fuera demonios", es algo así como decir: yo les he dado la potestad de decretar el destino final de Satanás y sus demonios, lo cual es un acto biblico con un término que simplemente no parece caer bien en estos días.
No nos perdamos en asuntos de terminología, no permitamos que los términos cambien nuestras convicciones pero tampoco perdamos tiempo tratando de detener esa ola de terminologías que a fin de cuenta ni te salvan, ni te condenan.