Una de las definiciones del verbo "apandillar", que viene de pandillerismo, es juntarse para defender a otro en lo indefendible. En una pandilla juvenil la ley es defender al otro miembro de la misma pandilla aunque este haya errado.
Las iglesias evangélicas se componen de familias. Sabiendo esto el enemigo de la justicia utiliza como arma destructiva el espíritu de pandillerismo que muchas veces se cuela de forma inconsciente y si nos descuidamos los resultados pueden ser catastróficos.
Las parejas deben tener mucho tacto para no caer en el error de confundir el mandato divino de ser una sola carne con lo que se considera como actos de pandillerismo, en los que sin darnos cuenta podemos caer.
A través de toda la historia bíblica encontramos esposas que se apandillaron con sus esposos y vice-versa y los resultados fueron en cada caso, la muerte. Uno de estos casos o el primero de ellos lo encontramos en el escenario del huerto del Eden. Adan tenía un mandato divino, pero cuando su esposa Eva aparece con una nueva propuesta de cómo eran las cosas, en lugar de plantarse como un hombre y rechazar aquella oferta, Adan se colocó del lado de su esposa, se apandilló con ella para desafiar lo establecido por Dios. Los resultados: la muerte del hombre.
Cuando Jehová se presentó a la pareja compuesta por Abram y Sara para darles la promesa de un hijo, Sara se apandilló con Abram y para presentarle a Jehová como excusa su avanzada edad , e incosncientemente Sara se fue más lejos, se rió de lo que ella consideraba era una ridiculez.
Los resultados los presenciamos en las noticias en cada enfrentamiento entre Israel (los hijos de la promesa) y los paises árabes (los hijos de la sierva Agar).
El último y más sonado caso de pandillerismo matrimonial en la Biblia lo encontramos en el libro de los Hechos, en el Nuevo Testamento. "Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, "sabiéndolo también su mujer"; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles". Hechos 5:1-2.
A las tres horas de Ananías haber caído muerto por su mentira aparece su esposa y esta es su actitud de pandillerismo: "sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Hechos 5:7-8.
Siempre se ha dicho con rigurosa verdad que después de haber compartido por años un mismo techo las parejas llegan a parecerse, eventualmente tienen los mismos gustos, las mismas "mañas" o costumbres y hasta si uno engorda el otro tambien, todo lo tienen en común, las desiciones se toman juntos y no hay secretos entre ellos. A esto se le llama pasar a ser una sola carne, lo cual es de ley.
Lo que no es legal es cuando uno de los dos yerra, y el otro en lugar de tratar de hacerle llegar a un entendimiento se apandilla para defender una causa indefendible. Es ahí donde existe el peligo de destrucción y de muerte.
Mencionamos algunos personajes de la Biblia que cometieron ese grave error, sin embargo podríamos tomar el ejemplo de Lot, un hombre que no alcanzó la grandeza de su tío Abraham, pero cuando su mujer erró y desidió y hasta de camino a la llanura trató de convencerle de que salir huyendo de Sodoma podía ser una mala desición, Lot no se dejó convencer de su mujer, no se apandilló con ella y mientras su mujer quedó calcificada en medio del camino, él pudo escapar del juicio de Dios.
Somos una sola carne, tomamos desiciones juntos, respetamos las desiciones de nuestra pareja, entendemos y compartimos sus cuitas, pero bajo ninguna circunstancia y aunque tengamos que dormir en la sala esa noche, debemos juntarnos con ellas, colocarnos de su lado, cuando sabemos que lo que está en reclamo no se sujeta a la voluntad de Dios. De hacerlo, esta acción no tiene otra definición que "Pandillerismo Matrimonial" .
No comments:
Post a Comment