Tendría unos diesisiete años de edad cuando escuché de un predicador en nueva york, esta frase, (Entendiendo que para entonces cuando se hablaba de New York, se estaba haciendo referencia a USA).
El solo hecho de repetir esta frase produce temor. Especialmente alguien que conoce la soberanía de Dios y que sus juicios son justos y verdaderos. (Apocalipsis 19:2).
Pero hay que reconocer que esta expresión además de darle un toque de elegancia a cualquier discurso es, si se quiere la forma más contundente y clara de presentar la degradación moral que vive esta nación.
El relato biblico sobre de Sodoma y Gomorra quedó marcado para la historia. Dos ciudades en donde la maldad de los hombres y la descomposición moral había llegado a su nivel más alto y donde no se encontró ni siquiera diez personas que hicieran el bien.
La gran diferencia entre la maldad de Sodoma y la de la sociedad en nuestros días, en el caso específico de este país es, que la maldad de Sodoma habitaba en el pueblo, venía de afuera hacia adentro.
Sus máximos lideres llamados Abraham y su sobrino Lot eran hombres justos y por amor a ellos Dios no la había destruído antes. Aun así le dio la oportunidad a Lot de congregar a todo aquel que practicara bondad.
Anuque los padres que fundaron la nación americana, la fundaron bajo los principios bíblicos y el temor a Dios, no obstante ese temor y esos principios han ido desapareciendo y la maldad de Estados Unidos de Norteamerica ahora viene de adentro hacia afuera, sus líderes incluso imponen esa degradación moral y espiritual a sus ciudadanos.
El retiro de las Biblias de las cortes y la prohibición de la oración en las escuelas,
la apertura descabellada que da la nación americana al homosexualismo, son indicios de esa degradación moral.
Que Dios le pida perdón a Sodoma y Gomorra es adefesio en ese mensaje que escuché hace ya mucho tiempo, pero que los juicios de Dios están a punto de caer sobre esta nación es una inminente realidad.
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