Las disensiones o riñas entre miembros de una misma familia, una comunidad, una entidad social o religiosa, son tan antíguas como la creación misma del ser humano. De hecho, cuando el creador del hombre le dijo a la serpiente antigua "pondré enemistad entre tí y la mujer, entre tu simiente y la simiente suya", no le estaba hablando a una culebra del monte, sinó mas bien al enemigo de la familia y se refería El Creador a la desigualdad que por causa de aquel pecado se produciría en el vínculo familiar y amistoso.
Es a partir de esta escena en el huerto del Eden que comenzamos a ver como se comienza a desintegrar la familia, por ende se desintegran las organizaciones compuestas por estas familias.
Para no hacer de esta una narración retórica, llena de frases humanas, no vamos a entrar en detalles, sin embargo es del conocimiento colectivo los casos de riñas familiares narrados en la historia del ser humano.
Comenzando con la muerte de Abel por parte de su hermano Cain y siguiendo con la separación de Abraham y su sobrino Lot por asuntos de disensión entre los pastores de ambos. Jacob engañó y tuvo que huir de su hermano Esaú, José fue vendido por sus hermanos y así susesivamente.
Todavía en el nuevo testamento encontramos a dos hermanos peleándose por una herencia y van donde Jesús para que les resolviera su disputa familiar. (Lucas 12:13).
El Apostol Santiago hizo una pregunta retórica: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? y él mismo le dá respuesta: De vuestra propia concupiscencia".
Aunque se quiera buscar un culpable para justificar una actitud de conflicto con un miembro de la familia, la sociedad o la congregación la única motivación está descrita por el apostol Santiago en este pasaje. Es el sentimiento interior el culpable de esos conflictos.
Las riñas familiares no son ni provienen de Dios. Son el trabajo del enemigo de las familias, son las armas de ese enemigo para tratar de destruír el vínculo familiar, porque sabe que destruyendo familias, destruye congregaciones. Son la labor de la serpiente antígua que dio inicio allá en el Eden con la muerte de Abel.
Las disensiones familiares estan tan relacionadas a ese trabajo del enemigo que aunque parezca contraproducente a una persona se le hace tan fácil establecer un vínculo de amistad y hasta casi familiar con un perfecto extraño que conoce en la calle, en el trabajo y hasta en un centro de diversión y sin embargo no es capaz de reconciliarse ni aceptar la reconciliación y mucho menos la restauración de un miembro de su familia espiritual que ha sido lavado con la misma sangre del sacrificio en la cruz del calvario.
Hasta que no se logre llegar al trasfondo histórico del origen de las riñas familiares, hasta que no se logre identificarlas como un trabajo de la serpiente antígua.
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